El pasado sábado 30 de agosto, Calachica abrió sus puertas con un ambiente muy especial. En su inauguración, el protagonista fue Riki Rivera, que ofreció un concierto íntimo y cercano, lleno de la esencia que lo caracteriza.
Con su estilo único, en el que mezcla flamenco, copla, pop y palabra, Riki consiguió conectar con el público desde el primer instante. No fue solo música: fueron historias, emociones y complicidad, que hicieron de la noche algo inolvidable.
Mi trabajo en el concierto
Tuve la oportunidad de estar presente realizando fotografías del evento. Mi objetivo fue captar lo que allí se vivió: las emociones compartidas, la conexión entre artista y público, y esa atmósfera especial que solo se da en conciertos como este.
Cada imagen es un intento de reflejar la verdad de lo que ocurre en el escenario y entre quienes lo disfrutan, para que ese recuerdo quede siempre vivo.
Una noche que deja huella
La inauguración de Calachica no pudo tener mejor comienzo. Un espacio nuevo que apuesta por la cultura y que arrancó con la fuerza y autenticidad de un artista gaditano que siempre emociona.
Para mí fue un placer estar allí, documentando con mi cámara un momento que seguro quedará en la memoria de muchos.
