Valencia: Un viaje de esperanza e ilusión en medio de la desolación
Hablar de este viaje a Valencia es complicado, una mezcla de emociones difíciles de describir. Por un lado, la satisfacción de haber podido aportar un poco de ilusión y felicidad a los más pequeños, quienes merecen sonreír incluso en los momentos más difíciles. Ver sus caras iluminadas por la esperanza ha sido un regalo que llena el corazón.
Sin embargo, también está la otra cara de la moneda: la impotencia y la tristeza al contemplar el estado en el que se encuentra Valencia tras la devastación causada por el DANA. Es desolador caminar por estas calles y ver cómo el tiempo parece haber sido detenido en el desastre. A pesar de que han pasado casi dos meses desde aquella tragedia, las cicatrices aún están presentes, tanto en el paisaje como en las personas que lo habitan.
Estas imágenes no solo muestran el estado actual de toda la zona, sino que también cuentan una historia: una historia de lucha, de resiliencia y de una comunidad que sigue adelante a pesar de las adversidades. Este viaje ha sido un recordatorio de lo frágil que puede ser todo, pero también de la fuerza que podemos encontrar en los pequeños gestos de apoyo y solidaridad.
Otro de los detalles que llamó profundamente mi atención durante este viaje fue la cantidad de vehículos con letreros improvisados, colocados por sus dueños con mensajes como “Este vehículo funciona, no retirar” o “Soy enfermera. Estoy trabajando, no me bloqueen el coche”. Esta iniciativa surgió de la necesidad de diferenciar los coches operativos de los siniestrados, evitando que fueran retirados por error en medio del caos que dejó el DANA.
Se estima que alrededor de 100.000 vehículos resultaron dañados por la catástrofe, lo que obligó a las autoridades a implementar una operación masiva para despejar las calles. Sin embargo, esto también generó situaciones complicadas, ya que se reportaron casos de autos en buen estado retirados de manera incorrecta, lo que aumentó la frustración y el sentimiento de vulnerabilidad entre los afectados.
Estas imágenes reflejan no solo los daños materiales, sino también la lucha diaria de las personas por preservar algo tan esencial como su movilidad. Este pequeño pero significativo gesto, esos letreros improvisados, son un recordatorio de cómo, incluso en los momentos más difíciles, la gente encuentra maneras de adaptarse y proteger lo poco que les queda.
Desde el primer momento en que David Barriga y Javier García me propusieron organizar el torneo de pádel «Ningún Niño Sin Juguete» para llevar regalos a Valencia, estuve completamente a su disposición. Me pareció una causa muy bonita, y quienes me conocen saben que siempre me motiva poder ayudar a los demás en iniciativas como esta.
Para finalizar, queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento al pueblo de Valencia por todo lo que nos ha aportado a nivel humano. Nos marchamos con la sensación de que nuestro granito de arena ha sido insuficiente; ojalá hubiéramos podido dar mucho más de lo que ofrecimos. Vosotros nos habéis dado más de lo que jamás podremos devolver.
Desde estas líneas, os deseamos una pronta recuperación y mucha fuerza para superar esta difícil situación lo antes posible. Sois un pueblo fuerte, y estamos seguros de que lo conseguiréis.
Siempre Valencia.